martes, 30 de junio de 2009

¿Por qué?

¿De qué sirve escribir nuestra historia? ¿Servirá de algo vivir una vida completa implorando ser más que amigos? ¿Por qué no deseas hablar conmigo? ¿Por qué no me das otra oportunidad? ¿Hice un agujero en tu alma? ¿Te puedo pedir perdón? ¿Me la puedo jugar por ti? ¿Será que aún estás en mis pensamientos? ¿Te amo? Te amo, ¿mucho? mucho mi amor. ¿Ya no soy tu bebé? Tu bebé, ¿Aquella criatura que solías cuidar? ¿Cómo puedo entrar en tus pensamientos? ¿Aún piensas en mi? ¿Aún me amas? ¿Y si nos vemos? ¿Latirá tu corazón como antes? ¿Sabías que te amo? ¿Sabías que trato de decírtelo al menos una vez por semana? ¿Sabías que aún no te olvido? ¿Sabías que aún lloro cuando escucho nuestra canción? ¿Por qué siempre te tengo en mi mente? ¿Por qué no podemos estar juntos? ¿Por qué no me perdonas? ... sigo amándote.

Una melodía

Una simple melodía, rondando por mi mente, una simple melodía que baila sin cesar al ritmo de mis pensamientos. Es aquella melodía que alguna vez me mostraste, y la retengo. Al escucharla oigo tus pasos, oigo tu voz, diciéndome que me amas una y otra vez. Mi mundo gira en torno a esa melodía, por siempre.
Todo lo que necesito saber, tener, etc, ya está conmigo, esa melodía es la perfección máxima, la escuchas conmigo y juntos la sentimos.
Es algo que quisiera coger con mis manos, creo que es bueno. Ella será nuestra distracción, pues, como dije antes, mi universo gira en torno a ella. Y quizás el tuyo también, sólo quizás.


Era Obvio.
Ver para creer, dicen algunos, yo nunca creí tus palabras, cada sílaba se presentaba en mi como una mentira. Algo tan pequeño e insignificante, nunca pensé que se podía hacer realidad.
Es cierto, recobraste el sentido de la vida, ahora ya no soy esa persona a quien le entonas tu melodía, yo lo era, pero ya fue. Sigo estancada, quiero esa melodía de vuelta en mis oídos, quiero tus ojos, tus labios y tus manos. Quiero tus deseos y ser la dueña de tu corazón. A veces pienso que quiero muchas cosas, ¿Será que exijo demasiado? Quiero una gota de tu felicidad, quiero felicidad en mis huesos, quiero vivir plenamente, tal como lo estás haciendo.... pero con otra...

El presente II

Me aterra saber qué hay más allá del presente, investigarlo es fácil, pero descubrir que mi único destino no es más que una decepción, me hace pensar en que quizás, algún día, vea a mis pares en la cima y yo en la sima de un precipicio que, fondo no tiene, pero si una cadena de torturas, que te observan detalladamente y se ríen de tu desgracia. Te escupen en la cara, y tú no puedes ni darles la espalda, ¿Y qué peor que una vida?, es otra vida que se apega a ti condenado a cuidarla por el resto de los años.
No espero con ansias lo que vendrá, espero con ansias que todo se detenga y pueda vivir mi presente en paz.

Aún imagino cuando me cantabas al oído, aquellos hermosos recuerdos que me hacían volar. Me tomabas de la mano y viajábamos juntos por el horizonte, rondábamos sin destino alguno y jugábamos a ser una sóla persona. Mis ojos brillaban con el sólo verte y mis latidos aumentaban mientras más te acercabas.
Lo éramos todo, y a la misma vez no éramos nada, tan sólo un par de tortolitos que alguna vez quisieron permanecer juntos hasta la eternidad.


Desde lejos te oigo cantar otra vez, tal como lo hacías conmigo, pero esta vez es un solo. Aquel solo humilde y sencillo, pero a la vez hermoso. Que brilla sin cesar con cada sílaba que pronuncias, que deleita a quienes lo escuchan. A todos, menos a mi. Que me envuelve como una nube que cubre al sol, me envuelve y mis lágrimas corren desesperadas, buscando un mar en donde desembocar.

Algún día lloraremos juntos, de tristeza o alegría, yo prefiero de esto último. O simplemente llorar por amor, ver como tus lágrimas caen, gota por gota, sobre mis manos. Y mis lágrimas en las tuyas, mirándonos fíjamente a los ojos. Que en la luz brillarán, y se formarán destellos.
Me abrazarás y nuestros cuerpos desnudos se unirán, besaré tu piel húmeda, tus mejillas enrojecidas.

El presente

Hoy no soy lo que soy, con eso resumo todo. Imagino lo que no debo imaginar, rompiendo la línea de lo que debería ser yo. Pienso mucho para mi gusto, pienso más allá de lo pensable, que hasta me quita la voz, hundida en hechos que aún no han pasado, pero sé que van a ocurrir. Eso me aterra, algo se acerca, lo presiento. Algo no está bien, algo me lo dice una y otra vez, y no me queda más remedio que vivirlo. Como si ya hubiese pasado. El futuro me intriga, por mi que siempre fuera presente.